Cambios que te ayudan a crecer

Nada como un revés en tu día a día para darte cuenta de que todo lo que hacías habitualmente eran pequeñas batallas superadas. Es lo que me ha pasado desde que me rompí la muñeca.

El simple hecho de ir al baño, peinarte, vestirte o comer hace que los primeros días, y semanas también, sudes lo indecible y más cuando una se empeña en que puede hacerlo sola.
Y si ya hablamos de abrir botes o botellas, abrir un paquete de patatas, o pelar un plátano, el esfuerzo te hace preguntarte cómo han logrado manejarse aquellas personas que tienen un solo brazo.

Por propia experiencia sé que todos los terapeutas de las personas discapacitadas tienen como meta procurar que adquieran la máxima autonomía y cuando me ha tocado de lleno, he entendido aún mejor la paciencia y el tesón que deben de tener para no desistir en sus enseñanzas, pero también he comprendido aún mejor que esas mismas personas no solo tienen esas mismas cualidades sino además han de tener una gran confianza en sí mismos y mucho amor propio para insistir e insistir en una tarea hasta que consiguen dominarla.

A veces mi empeño en no pedir ayuda me ha hecho enfadarme conmigo misma al ver que lo que quería hacer se me resistía... y sólo cuando realmente he visto que no era posible, es cuando la he pedido.

He comprobado que mi mano izquierda no es nula sino que se le da bien escribir tanto a lápiz como a ordenador, incluso sujetando el teléfono con el hombro izquierdo, que mis piernas son unas tenazas poderosas para sujetarme tarros y botellas para poder abrirlas mejor, que el codo de mi mano dañada puede ser un gran inmovilizador de cosas para que la izquierda pueda usar el cuchillo como cuando quiero abrir un plátano o, sujetando el papel a la mesa para que el lápiz se pueda deslizar más fácilmente por el papel. Poco a poco he conseguido dominar la cuchara y el tenedor, las tijeras aún se me resisten un poco pero lo que sí os puedo asegurar es que gracias a ropa que no tienen ni botones  , cremalleras y demás adornos (te olvidas de ir "mona" y das prioridad a la funcionalidad), he conseguido que no necesite ayuda para vestirme, mi brazo izquierdo es capaz de llegar a la cintura derecha rodeando la espalda y que estoy disfrutando de mis pequeños logros como una niña pequeña.

Incluso tuve que ir al médico y la enfermera me dijo que si tan urgente era ir a la consulta como para no retrasarla dado el estado en que me encontraba y yo sonriendo le dije "no he visto impedimento alguno para no venir", y será que he visto a mi madre no faltar a una consulta médica ni por tener un brazo escayolado, ni el femur roto... un ejemplo que nos ha dado de cómo sobrellevar los imprevistos sin renunciar a las citas ya programadas.

Que más vale maña que fuerza es lo que realmente estoy aprendiendo de esta situación porque no consiste en hacerlo todo como estaba acostumbrada sino que tienes que aprender a experimentar nuevos recursos para poder llegar al mismo resultado.

Ahora mismo todo son retos y puedo sentirme orgullosa de la forma en cómo los estoy afrontando.
Así que cuando la vida os dé un revés, cambiad el chip y echadle imaginación, descubriréis que sois poderosos.

Comentarios

Entradas populares de este blog

No huyo, solo vuelo

Divertirse en el camino.

Echo de menos tu sonrisa...