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Mostrando entradas de julio, 2012

Fragilidad inocente

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H ace unos días, mientras cuidaba un jardín, encontré un pajarillo. Indefenso, aturdido y frágil...Alguien me avisó "es una golondrina"...No entiendo de pájaros así que lo acepté sin más. Cogí a la pequeña golondrina con mis manos y  ni siquiera intentó escapar, me miraba fijamente sin emitir sonido alguno que me pudiera indicar que me temía. La persona que me advirtió de su presencia se lo llevó y me dijo que lo cuidaría hasta que pudiera volar. Hoy sé que no era un gorrión sino un Vencejo...  La curiosidad por los pájaros se ha apoderado de mí. Pero no sólo ha sido eso sino que percibí cómo la inocencia de la soledad temprana hace que se confíe de cualquier cosa. Los bebés aceptan a cualquiera que los acune y alimente, los acepta, están a merced de quien sea caritativo, bondadoso y generoso en amor. Una sola mirada de ellos, limpia, transparente hace comunicar la satisfacción y el agradecimiento por el cuidado recibido.... Eso llena el corazón. Mi homenaje a to

Indignación desbocada

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L a inamovilidad de los funcionarios fue creada en nuestro país en el siglo XIX para poner fin al sistema de las "cesantías", con ello se aseguraba la regularidad de la actividad administrativa en los momentos de cambio político, una continuidad con la relación de servicio a la que sirven, sea cual sea el partido político que se encuentre en el poder y garantizando, así mismo, la ejecución de la decisiones políticas con independencia del parecer de los funcionarios encargados de aplicarlas.  En cierta manera era un "castigo" el obligar al personal administrativo público a permanecer en su puesto de trabajo, fueran o no simpatizantes con el Gobierno existente en ese momento.  Bajo estas premisas fue creado un Cuerpo Funcionario especializado en tareas administrativas públicas. Al mismo tiempo perfilaron una serie de incentivos para motivar la pertenencia al mismo, derechos y garantías laborales que poco a poco fueron ganando terreno hasta convertir nuestra Admin

Divertirse en el camino.

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L a dura realidad de la jornada laboral ha trastornado mi habitual actividad social a través de las redes. Una semana exhaustiva de cambios y aclimatación a un nuevo medio de trabajo, nuevos vecinos y nuevos sistemas de transportes...todo repercutiendo en las demás tareas cotidianas como la onda expansiva de un terremoto que arrasa todo lo que encuentra a su paso. Sin embargo, todo este cambio ha sido muy bueno además de conseguir, nuevamente, una adaptación asombrosa a cualquier cambio que se precipita en mi arrolladora vida. Mi vida no puede ser más completa y a pesar de que mi trabajo no es mi ansiada profesión, no deja de gustarme enormemente  pues pongo el mismo entusiasmo que cuando fue mi primer trabajo, ya hace varias décadas de eso. Lo que más me entusiasma de este nuevo trabajo es que tiene fecha de caducidad. Cada destino, aún siendo el mismo puesto de trabajo, tiene sus propias particularidades, sus propias reglas y sus propias preferencias, haciendo que cada uno d