Tic Tac

Dentro de 72 horas habré tenido mi primera parada en esta tercera vuelta de mi carrera de fondo particular.

Soy realista, sin dejar atrás ciertos destellos de esperanza.

Estoy ralentizada. En estos momentos de espera interminable, el reloj se me antoja lento en su cometido, pasando los minutos mirando una y otra vez las mismas hojas que tanto han compartido conmigo en estos últimos años. 

Páginas que entre subrayados, llamadas de atención, colores recordatorios y notas en miniaturas en cualquier recodo entre líneas...en medio de todo esto, está mi vida.

Páginas que me han visto, reír, llorar, pensar, memorizar y hasta maldecir mi mala memoria.

Páginas que saben mi vida, que tienen grabadas entre líneas con tinta invisible momentos del pasado, recordándote que en esa misma palabra se derramó un poco de café, encendiste una vela perfumada o sonó el teléfono rompiendo la concentración de forma inesperada.

Todo eso recogen esas páginas. ¿Cómo puedo odiarlas? Son parte de mí. Vivo en ellas y ellas en mí.

Sólo espero poder recoger fruto de tanto esfuerzo, que mis horas compartidas con esas páginas me devuelvan el tiempo en alegrías, felicidad y regocijo por llegar a mi destino.

Destino forjado en mi interior con fuerza bruta y coraje, empecinado y obstinado en llegar al final.

Una vez más, tengo una cita con mi destino...el reloj me persigue con su tic tac a donde voy, recordándome lo que no puedo olvidar, porque la cita fue señalada por mí dentro de mi esperanza, esperanza que hoy me ayuda a recorrer estos momentos cruciales de la carrera, donde la meta, aún, se ve empequeñecida en la distancia....pero, al menos, ya se ve.

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