Dulce trotar.

La primavera, la sangre altera.

Bien es cierto, que cuando la subida de temperatura irrumpe,  descubres un color diferente en el ambiente, en los edificios y en la gente.

Los olores se mezclan con esas ganas de vivir intensamente estos días que poco a poco se van alargando más, para deleite de nuestras esperanzas soñadoras de intercambio cultural.

Un día más, ante esta explosión de contrastes, me siento llena y rebosante de felicidad.

Todo se me antoja perfecto, sin contemplaciones ni minucias. Todo es tal cual, con su belleza innata pero vista desde unos oráculos renovados y enternecidos por el desfile de sensaciones que ofrece tanta gama de color.

Me siento acompañada en este tramo del viaje, reconfortada y con ganas de sentir más, mucho más....A lo cual deberé poner freno contenido para que este caballo no se desboque al comienzo de este paseo primaveral. 

Un caballo que pide una carrera contra el viento, contra la extensa llanura y contra cualquier obstáculo que le pueda impedir llegar ...pero ¿llegar a dónde? ... tiene ganas de llegar pronto al final de lo que alcanza su vista pero no se da cuenta que cuando llegue a ese punto, dicho alcance se habrá de nuevo expandido a lo largo y ancho de su punto de mira...y podrá dejar de percibir todo aquello que le rodea, que es hermoso y que merece la pena contemplar....

Este caballo jovial, enérgico y ostentoso debe aprender a controlar sus impulsos para comprender y admirar todo lo que le rodea y para poder, así mismo, valorar el acompañamiento sin lucro de otro viajeros que visualizan todo lo de su alrededor con la franqueza adquirida por la serenidad.

Este caballo está intentando moderarse en sus emociones para poder disfrutar, así como para obtener sosiego y plenitud. 

Este caballo al trote ... lleva un paso ideal para sentir 100 % su corazón, para desprender su esplendor ante quienes se crucen ante él, para discernir sin remordimiento a quien le está acompañando en este dulce y pasiego trotar.