Buscando el Espíritu de nuestra Carta Magna


Desanimada ante esta clase política que se ha alimentado de ansias de poder desde los días del medievo. 
España avanzó por su historia, se recompuso de sus cenizas, buscó sueños que conseguir y se empeñó en hacerlos realidad.
Nuestra ansiada democracia, perfecta formalmente, envidiada por mucho de nuestro vecinos por lo bien que supieron hacerlo dentro de un marco inconfundiblemente controvertido y tumultuoso.
Ideas muchas, diferentes orientaciones políticas pero supieron encontrar el ideal común. Eso fue indiscutible. 
Supieron impregnar en nuestra Constitución su anhelo, sus ideales, las garantías para la supervivencia futura y la lucha contra todo aquel que quisiera hacerle daño.
La soberanía nacional en el pueblo español... derechos universales en nuestro Título Preliminar y en el Título Primero. Derechos que son nuestros poderes públicos los garantes de que sean reales y efectivos para que nadie pueda arrebatárnoslos y una jurisdicción ordinaria y especial para la defensa de los mismos ante cualquier violación.... Todo "formalmente" perfecto.
Sin embargo esos poderes públicos son precisamente quienes nos lo están pisoteando. No solo eso, sino que encima, se lucran durante sus mandatos. Da igual que sea un Diputado como un Concejal , Consejeros o Directores Generales... todos ponen la mano por delante para hacer cumplir con su menester, ese "trabajo" por el que ya se le paga, pero que los aires de grandeza, la avaricia, la ambición hace su aparición casi desde los comienzos de su trayectoria pública. 
Hoy estamos rodeados de dirigentes públicos imputados por blanqueo de dinero, falsedad documental, cohecho, prevaricación y apropiación indebida. No hay escándalo u operación policial importante en donde no encontremos a ese cargo público que cosía los hilos para que la trama fuera posible.
¿Dónde está la honestidad gritada en cada campaña? ¿Dónde fueron los intereses generales? y ¿cuándo fueron sustituidos por intereses particulares?
Lo peor es que los ciudadanos no tenemos manera de poder controlar o manifestar nuestra voluntad tal y como establece nuestra Constitución. Ésta allana el camino cuando quienes violan nuestros derechos son otros ciudadanos.... pero ¿qué ocurre cuando quién lo hace es quienes precisamente tienen que velar con ellos?
El sistema está tan blindado que únicamente nos queda manifestarnos por las decisiones políticas. A cambio recibimos por un lado indiferencia y por otro carga policial.
Deberíamos poder tener un sistema garantizado para poder destituir a nuestros magnatarios cuando el quebrantamiento de la ley sea tan manifiesta. Una corrección de nuestra propia voluntad soberana cuando con la mayoría cualificada (tal y como se hace para propugnar nuestras leyes parlamentarias) podamos volver a tener elecciones o podamos sustituir al susodicho cargo público. Siempre nos dijeron de rectificar es cosa de sabios. Es hora de poder hacerlo realidad.
Estamos en un Estado que da igual cuánto robes, cuánto te apropies, cuánto perjudiques a los ciudadanos que todo cae en saco roto. 
La inmejorable investigación policial los identifica, los pone a disposición judicial pero después, acaban absueltos... y en el mejor de los casos, condenados pero nada de devolver el dinero defraudado, dejando las cargas públicas en números rojos y como consecuencia inmediata, volvemos a pagar los ciudadanos las consecuente recaudación para regularizar el gasto público.
Por mi parte, reclamo un sistema garantista de la voluntad del pueblo para poder rectificar nuestras decisiones. Aquel que sea condenado por delitos públicos que, además de cumplir la condena íntegra (por que no hay nada como violar la confianza de quienes te la dieron para gestionar sus intereses), no pudiera desempeñar empleo o cargo público de por vida dado que ha demostrado su falta de diligencia, y que hiciera trabajos en beneficio de la comunidad de por vida para devolver de alguna manera el dinero robado, cobrado indebidamente, enriquecimiento injusto en detrimento de los ciudadanos, y que han puesto por delante solo sus intereses personales... ya que, hasta ahora nadie ha devuelto el dinero defraudado. Solo es una manera de resarcir con su trabajo el daño económico efectuado.
Supongo que habrá quien tenga más ideas al respecto. Sólo he señalado algunas de las que se ocurren. 
Es hora que surja una nueva estirpe de políticos, que recuperen el espíritu de nuestra Constitución, que ponga por encima los derechos e intereses de los ciudadanos, que haga su trabajo con diligencia, que cobre lo justo por él. 
Sólo así conseguiremos reponer las carencias que adolece nuestro Estado. 
Busquemos personas que el honor de su palabra, de su saber estar y el orgullo de saber que no hay mejor recompensa que el trabajo bien hecho, formen parte de nuestros dirigentes. Gente emprendedora que defienda la Constitución y la garantice a sus ciudadanos. Deseo que esta vida me dé la oportunidad de ver cómo una nueva estirpe de políticos se tomen en serio el espíritu de nuestra Carta Magna.

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