Un paseo entre las hojas.

Se acerca el invierno, lentamente, como las hojas planeando cayendo al vacío de aquel lugar que las vio nacer, donde fueron verde esperanza, espejos de rayos solares y vigor encendido.

Otoño en el Pinar de Chamartín
Las calles parecen aún más desoladas cuando están llenas de hojas, extendidas a lo largo y ancho de las mismas, olvidadas por quienes le agradecieron su sombra en tiempo estival y charlaron bajo su cobijo en noches estrelladas.
Ya no tienen labor alguna, tristes y amarillas, languidecen en su última savia que recorren sus esquinas.

Solo a algunos, con cierta nostalgia, nos reconforta pasear entre ellas porque sensaciones salteadas llegan a nuestro corazón. Remembranzas intensas y emotivas de un tiempo no lejano, presente aún en nuestras pupilas y en nuestros oídos, el balanceo suave de las ramas haciendo que las hojas bailaran dulcemente en esa brisa veraniega, esos chiquillos jugando al rededor del tronco mientras sus madres charlan animosamente en un banco cercano. Fueron testigos mudos de sus juegos, de sus trampas, de sus acuerdos...y ellas, solo bailan un vals.

Este paseo lento y escalonado se me antoja lleno de vida, vida sin dueño que ahora traspasa mis zapatillas para recorrer mi ser, impregnándolo todo de armonía y sosiego. Grandioso paseo entre las hojas.

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