Cortejos bien avenidos

Entrañables destellos solares se introducen en mis poros haciendo vibrar la primavera dentro de mí.
Estos cortejos medioambientales que alteran todo el ser de cada uno, van y vienen como el mejor Romeo entramando su conquista. 

Desconciertos junto a desbordados sentimientos se mezclan generando ansias dentro de las venas, olvidando por fracciones de segundos todas aquellas penurias vividas en el oscuro y frío invierno. Sin embargo, son tan bien venidos y deseados que me dejo engatusar por sus latigazos bruscos de pasión y devaneo. 
Los árboles van naciendo de nuevo y la ciudad va cobrando otra silueta tan bella y estilizada como en la juventud...las gentes se dejan llevar por el entusiasmo y salen a la calle a compartir sonrisas con paseos llenos de palabras y risas. Da gusto salir y contemplar tal explosión de vida en cualquier rincón de nuestras calles. 
Sin más, me dejo llevar, dulcemente, por mis barrios. Pasear y disfrutar de lo que ven mis ojos, tan vivaces y sonrientes con la llegada del buen tiempo.


Hoy, un pequeño petirrojo, me saludó al pasar cerca de su límite territorial y me miraba desafiante a pesar de ser tan pequeñito, emitiendo sonidos silvantes  que solo me provocaban una sonrisa de felicidad porque el contemplarlo ya es una belleza increíble. Mi pequeño petirrojo que va buscando el amor por los frondosos árboles recién nacidos por la primavera. Canturrea demostrando sus dotes maestras sin saber que ya de por sí, es una verdadera hermosura verlo cantar, moverse inquieto de una rama a otra, torciendo su cabecita como diciendo "¿qué miras?" .... Mi pajarín preferido sin duda.
En fin, disfrutemos de este ambiente antes de que el sofocante calor estival llene nuestras sombras más deseadas. Simplemente, seré feliz mientras vea este nuevo renacer a mi alrededor que me nutre en mi espíritu.
Feliz primavera!

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