Abrazos al viento

Hoy amaneció como un día cualquiera, sin embargo no lo era en mi interior.
Había dormido mal, con malestar, sueños raros y para colmo, me levanté con un espantoso dolor de cabeza.
Hecha a mi rutina mañanera, iba casi de forma automática haciendo lo de todos los días, intentando no pensar en el dolor de cabeza. Un sobrecito de ibuprofeno y nada, camino del metro a ser engullida por la multitud.

En el metro, ya vas reconociendo algunas caras siendo un poco más familiares. Hoy había más gente de lo que acostumbra... miré el reloj y ví que eran 5 minutos más tarde de la hora que suelo cogerlo... ¡¡maldita sea, este dolor de cabeza hace que vaya a ralentí!! ... Tuve suerte y encontré un sitio libre y me dispuse a leer mi ración de novela durante el trayecto. La suerte hizo que el capítulo estuviera tan interesante que cuando llegué a mi parada, percibí una ligera mejoría en el dolor de cabeza. 

Siempre, mientras me sube las escaleras automáticas, saco mi móvil y los auriculares dispuesta a sintonizar mi emisora preferida a esa hora: EuropaFM. Ya esta encendida y solo restaba salir del metro para que cogiera la señal y llegara a mis oídos la voz de Cárdenas. 

Me estaba colocando el auricular bien, sólo me pongo uno porque me gusta seguir escuchando el ámbiente callejero, así no escapa nada de mi déficit auditivo. Iba concentrada en mi auricular cuando terminé de subir el último escalón del metro y fue cuando lo vi.

Un hombre, de unos 35 años aunque no podría asegurarlo ya que nunca se me dió bien calcular las edades; pantalón vaquero, un polo celeste, pelo corto castaño y unos ojos azules impresionantes... de su mano derecha colgaba una pequeña bolsa de deporte azul y roja. Mientras caminaba mis primeros pasos en la calle, vi como él acortaba su recorrido dirigiéndose hacía mí. En un primer momento creí que me preguntaría por algún lugar porque venía derecho hacía mí, con sus ojos mirándome fijamente y un poco serio. Se paró delante mía y yo me quité el auricular porque sabía que me iba a decir algo. Sin decir nada, me extendió su mano derecha (se había pasado la bolsa a la otra mano) y yo se la apreté a modo de saludo... me dije "ya me va a vender algo" pero no. Me equivoqué. 
 
Cuando nos estrechamos la mano, empezó a sonreir y me llevó hacia él,  me abrazó intensamente apretándome contra su pecho fuertemente. Un abrazo como el de dos amigos que hace tiempo que no se ven y me dió varios besos en la mejilla soltando un sincero "te quiero" ... yo , sin reparo alguno y sorprendentemente también lo abracé... y así estuvimos unos 10 segundos... fundidos en un abrazo increíble. Nos separamos y él empezó a hablar, sin dejar de mirarme con sus ojos azules hipnotizadores, sin dejar de sonreir "te quiero.... mucho.... beso... te quiero".... y supe que era una persona excepcional, sincera y sin malicia alguna.... y yo... sólo pude corresponderle con otro "te quiero", y también le sonreía... Inmediatamente, pensé que podía estar despistado de su destino y le pregunté si estaba bien y a dónde iba.. él me dijo que "sí" a mi primera pregunta pero no contestó a la segunda... sólo volvió a decir sonriendo "te quiero .... beso" y yo... volví a darle varios besos en la mejilla... 

Después nos separamos y le dije... "tengo que irme... estás bien, no??" y él me sonrió asintiendo, se dió la vuelta y comenzó a andar... yo me giré también y comencé de nuevo mi camino hacia mi trabajo pero con un semblante muy distinto que hacia dos minutos.... iba feliz, sonriente y... mi dolor de cabeza había desaparecido... mis pesadillas y mal humor fruto de una noche nefasta, se habían esfumado totalmente....


No sé quién es, no sé dónde vive ni a dónde se dirigía... sólo sé ... que su abrazo me hizo más feliz... era increíble pero llegué a la conclusión de que desde que me había levantado, lo que necesitaba era justamente eso, un abrazo sincero, fuerte y un te quiero con la mirada más limpia que jamás haya visto.

Sólo por una fracción de segundo pensé que quizás era una broma de cámara oculta o que me habían tomado el pelo...pero solo duró eso, una fracción de segundo porque inmediamente me dije "al cuerno ... y qué si es una broma de cámara oculta?? me ha cambiado el humor, me ha hecho sonreir, me ha soltado un te quiero que me ha llegado al alma y me ha hecho feliz, es lo que necesitaba y ha sucedido, me da igual el motivo o el origen del mismo".

Así fue como hoy, el destino o la providencia, me ha mandado el abrazo más inesperado de mi vida y he recibido un "te quiero" de un extraño que me ha sabido a gloria porque en sus ojos no vi maldad alguna. Desde aquí... mi extraño de ojos azules hipnotizantes, te doy las gracias por haberme hecho tan feliz.



Este episodio me ha recordado un libro llamado "Si te abrazo, no tengas miedo" y durante toda la mañana, en mi mente, tenía esta frase.
Os dejo un vídeo que refleja las vivencias de este padre y su hijo con autismo cuya aventura ha sido plasmada en este libro. Espero que os guste.







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